El día 29 de octubre es el día internacional del Ictus, así que hoy me parece un momento perfecto para hablar del ictus y tratar de dar a conocer esta enfermedad. El ictus no es más que, lo vulgarmente se conoce como infarto cerebral, apoplejía o derrame cerebral. Aunque todos estos términos no son del todo correctos.
El ictus es una enfermedad grave, que mata y es relativamente frecuente. Es la segunda causa de mortalidad en España y, aproximadamente, en nuestro país en el último año, 130.000 pacientes han sufrido un Ictus. De ésos, casi un tercio fallecerá, y otro tercio quedará con discapacidades. Así que debemos tomarnos el tema en serio.
Lo que ocurre cuando se produce un ictus es que un coágulo de sangre procedente del corazón o una placa de colesterol acumulada, colapsa una arteria y deja sin sangre a una zona del cerebro y, a veces, produce una hemorragia. La falta de sangre hace que ese tejido muera y por lo tanto todas las funciones que dependen de esa zona cerebral se vean afectadas.
Por lo tanto, si podemos desatascar la arteria lo antes posible, podremos evitar que el tejido cerebral muera y así poder disminuir los daños. Por eso es fundamental conocer los síntomas precoces del ictus para poder llevar inmediatamente al paciente al hospital. Los síntomas son:
- Pérdida de fuerza repentina. Puede ser en cara (desviación de la boca), brazo o pierna.
- Pérdida súbita de la visión
- Alteración del tacto
- Dolor súbito de cabeza
- Confusión repentina
- Dificultad para hablar o entender
- Dificultad para caminar, pérdida de equilibrio o coordinación
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas se debe avisar al 112 para que el paciente sea trasladado en la menor brevedad posible a un hospital con atención neurológica. La rápida actuación hace que casi un tercio de los paciente que sufren un ictus salven su vida o librarse de graves secuelas.
Aunque los síntomas sean pasajeros y desaparezcan rápidamente, también deben ser valorados en un hospital y ponerse en manos de neurólogos ya que podría tratarse de una «Accidente Isquémico transitorio», es decir, un aviso antesala del ictus.
Pero lo más importante de todo es que el ictus se puede prevenir. Controlando los factores de riesgo vascular casi un 80% de los Ictus no se producirían. Y se pueden prevenir de una forma barata y sencilla. Simplemente con una dieta mediterránea baja en grasas y sal, sin tabaco, realizando ejercicio moderado y controlando las tensión arterial, el colesterol y el azúcar.
Y ahora que sabes algo más del ictus, que pase el siguiente.